Luego de que Celeste “Chucky” Alaniz no pudiera contra Gabriela Fundora en Las Vegas por la unificación del titul0, el Intendente Gustavo Menéndez recibió en el palacio municipal a la boxeadora merlense y vecinos la saludaron en el Aeropuerto de Ezeiza.

Celeste Chucky Alaniz lo dejó todo pero no le alcanzó para ganarle a una boxeadora más alta y más rápida, la local Gabriela Fundora, que la venció con un nocaut técnico en el séptimo asalto. Se trató del combate celebrado en el hotel Virgin de Las Vegas para unificar los títulos de la división mosca.

Round a round ambas tuvieron sus momentos y aciertos. La argentina que llegaba como triple campeona mundial se plantó en la media distancia y buscó combinar, ante una rival como Fundora que trabajó en la larga distancia, siendo más alta y con mayor alcance de brazos y con guardia zurda, tratando de usar su izquierda como arma de ataque.

En la séptima vuelta, la local acertó una combinación de izquierda larga, cruzado de derecha y la misma izquierda que derribó a la de Merlo, quién sin embargo pudo recuperarse. Minutos después, la norteamericana impactó una potente izquierda a la pera de Alaniz que la mandó a la lona, e hizo que el árbitro decretase el final de la contienda.

El Intendente Gustavo Menéndez le demostró el apoyo institucional del pueblo de Merlo a la deportista, “Es un orgullo para Merlo, este paso en falso no hace más que abrir puertas para sus sueños y deseos”, expresó.

La boxeadora argentina de 28 años, fanática de Boca, que se destaca por subir al ring con los colores del club de La Ribera, puso en juego los tres cinturones que posee desde hace seis meses, el de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB).

Del otro lado estaba Fundora, la invicta monarca de la Federación Internacional de Boxeo que a sus 22 años ya había expuesto dos veces su título y partía como favorita. La hermana menor de Sebastián Fundora, el campeón superwélter del CMB y la OMB, mide 1,75 metros de altura, 15 centímetros más que la Chucky, diferencia que resultó clave dentro del cuadrilátero.