Este 8 de octubre se conmemora un nuevo aniversario del natalicio de Juan Domingo Perón, quien nació en 1895 en Lobos, provincia de Buenos Aires, y llegó a ser una de las figuras más influyentes y controversiales en la historia política de Argentina.
A lo largo de su vida, Perón dejó una huella profunda en la estructura social, económica y política del país, transformándose en el máximo exponente del peronismo, un movimiento que sigue siendo un pilar fundamental en la política argentina.
Desde temprana edad, Perón mostró una inclinación hacia la carrera militar, ingresando al Colegio Militar de la Nación a los 16 años. A lo largo de su carrera en las Fuerzas Armadas, comenzó a involucrarse en la política, particularmente en el estudio de los movimientos laborales y sociales que lo influenciarían a futuro. Su visión de un país industrializado, con justicia social y soberanía política, empezó a tomar forma durante sus misiones diplomáticas en Europa, donde pudo observar de cerca los regímenes fascistas y socialistas.
El punto de inflexión en la vida de Perón ocurrió en 1943, cuando fue parte de un golpe militar que derrocó al presidente Ramón Castillo. Perón asumió varios cargos importantes, entre ellos, el de Secretario de Trabajo y Previsión. Desde esa posición, comenzó a ganar popularidad entre la clase trabajadora al impulsar leyes que mejoraban las condiciones laborales, como el aguinaldo, las vacaciones pagas y el control de los sindicatos. Su estrecha relación con el movimiento obrero fue uno de los pilares que le permitió consolidar su liderazgo político.
En 1945, Perón fue arrestado por sus rivales políticos dentro del gobierno militar, lo que desató una masiva movilización de trabajadores el 17 de octubre, conocido como el Día de la Lealtad. Ese día marcó el inicio formal del peronismo como una fuerza política. La presión popular obligó a su liberación y, en 1946, fue elegido presidente de Argentina con un abrumador apoyo popular. Durante su primer mandato (1946-1952), impulsó políticas de industrialización, estatización de servicios públicos y mejoramiento de los derechos laborales, en lo que definió como una política de “justicia social, independencia económica y soberanía política”.
En su gobierno, Perón contó con la figura clave de su esposa, Eva Duarte de Perón, quien se convirtió en un ícono de la lucha por los derechos de los más humildes y las mujeres. Evita, como era conocida, fue fundamental en la creación de la Fundación Eva Perón, y su trabajo permitió la sanción del voto femenino en 1947, lo que le dio una dimensión aún mayor al apoyo popular con el que contaba Perón.
A pesar de sus logros, su gobierno también tuvo detractores. La fuerte intervención estatal en la economía, la cercanía con los sindicatos y la creciente confrontación con sectores de la oposición generaron tensiones. Tras su reelección en 1952, y luego de la muerte de Eva, el desgaste del gobierno fue evidente. En 1955, un golpe militar lo derrocó y Perón se exilió, primero en Paraguay y luego en España, donde permaneció por casi 18 años.
Sin embargo, su influencia nunca desapareció. Durante su exilio, el peronismo continuó siendo una fuerza política imbatible, pese a estar proscripto. La figura de Perón era central en la vida política argentina, y su regreso al país fue motivo de un fervor popular sin precedentes. En 1973, tras años de presión y negociaciones, Perón volvió al país y fue electo presidente por tercera vez. Su última presidencia, marcada por la creciente violencia y conflictos internos, se vio interrumpida por su muerte el 1 de julio de 1974.
A 129 años de su nacimiento, el legado de Perón sigue siendo objeto de debates. Para muchos, es recordado como el líder que transformó la Argentina, mejorando las condiciones de vida de la clase trabajadora y defendiendo la justicia social. Para otros, su figura está asociada a un estilo de liderazgo autoritario que polarizó al país.
El peronismo, el movimiento que él fundó, ha sido una fuerza central en la política argentina durante décadas, con diversas ramificaciones ideológicas. Desde su fallecimiento, diferentes figuras han reivindicado su legado, adaptando sus principios a los contextos políticos y económicos de cada época.
El natalicio de Juan Domingo Perón no solo es una oportunidad para recordar su figura y su impacto en la historia argentina, sino también para reflexionar sobre cómo su legado sigue presente en la política actual, siendo parte fundamental de la identidad y el debate político del país.